Breve especulación sobre la verdadera causa y origen del nombre de Don Quijote


Voces Universitarias | Roberto Parra Dorantes*

 El consenso actual entre especialistas sostiene que el término “quijote” es un galicismo, proveniente del francés cuissot (a través del catalán quixot), que significa “muslera” y hace referencia a una parte de la armadura de un caballero. No obstante, existen otras teorías, como la que sugiere que “quijote” podría derivar del árabe kisa, que significa “capa” o “manto”. Aquí me gustaría plantear una hipótesis alternativa que no excluye las anteriores y que, hasta donde tengo conocimiento, nunca antes ha sido propuesta.

¿Podría la palabra “quijote”, tal como se aplica al Caballero de la Triste Figura, estar relacionada con la cabeza o el cerebro? De ser así, la frase “Quijote de la Mancha” contendría, posiblemente, un juego de palabras acerca de la locura del personaje: un cerebro o una cabeza con una “mancha” o defecto.

En los primeros párrafos de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha leemos que el protagonista se enfrascó tanto en la lectura de sus libros de caballerías, que “se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio” (Don Quijote I, cap. I). “Celebro” es la forma antigua de “cerebro”, y aparece todavía en el diccionario actual de la Real Academia Española. Lo interesante de la cita para el tema que nos ocupa es que, en la entrada de la palabra celebro del Tesoro de la lengua castellana de Sebastián de Covarrubias (primer diccionario monolingüe del español, publicado en 1611, justo entre las fechas de publicación de la primera y la segunda parte de Don Quijote) podemos leer que “comúnmente llamamos celebro el cogote […], pero en rigor […] vale [o significa] el meollo de la cabeza, los sesos” [4]. Mas “cogote”, por otra parte, no quería decir entonces lo mismo que ahora: en la entrada de la palabra cogote del mismo Tesoro, nos enteramos de que se trata de un “vocablo antiguo castellano que vale [significa] cabeza”, y no precisamente “cuello”, como se usa ahora en México.

Recapitulando lo anterior: de acuerdo con esta fuente contemporánea de Cervantes, en aquella época existía una conexión semántica importante entre “celebro” (o “cerebro”) y “cogote”, pero “cogote” a su vez significaba “cabeza” y no “cuello”. Parece haber al menos cierta probabilidad entonces de que Cervantes, al nombrar a su protagonista, haya estado jugando con la semejanza fonética entre “quijote” y “cogote”, por un lado, y con la conexión semántica entre “cogote” y “cerebro” o “cabeza”, por el otro. De hecho, en uno de los pasajes de la novela, el autor cómicamente hace rimar “don Quijote” con “cogote”, lo que podría no ser una coincidencia.

“[H]irióle amor con su azote,

no con su blanda correa,

y en tocándole el cogote

aquí lloró don Quijote

ausencias de Dulcinea

del Toboso.”

(Don Quijote I, cap. XXVI)

Existen ya algunos interesantes estudios acerca de la relación entre Don Quijote y las enfermedades mentales y del cerebro. Si mi hipótesis es correcta, la frase “el Quijote de la Mancha” podría interpretarse como un juego de palabras que aludiría a un cerebro manchado o defectuoso, haciendo referencia así, veladamente, a la locura de nuestro querido personaje.

*Profesor investigador del Departamento de Desarrollo Humano y coordinador del Círculo de Lectura. Universidad del Caribe.

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