Conociendo Salina Norte en Isla Mujeres

Conociendo Salina Norte en Isla Mujeres

 


Voces Universitarias | Por Karla Tuz, Gonzalo López y Nicté Pareja*

Salina Norte, una pequeña laguna escondida de la vista de visitantes en Isla Mujeres, es también un humedal que provee importantes servicios ambientales y que hasta hace medio siglo producía sal, actividad económica que cesó por el crecimiento urbano y turístico, lo cual ocasionó que se les abandonara y se convirtieran en un cuerpo de agua en deterioro. Según el estudio “Diagnóstico socioambiental de la Salina Norte, Quintana Roo”  realizado por estudiantes de Ingeniería Ambiental de la Universidad del Caribe, ésta se enfrenta a la problemática de abandono y contaminación.


Se demostró que a pesar de que Salina Norte provee de servicios ambientales como refugio de especies, cultura y recreación, se enfrenta a problemas sociales y ambientales.


Entre los primeros resaltan: Desinterés por parte de los pobladores como un lugar representativo e histórico; falta de conservación y desconocimiento de su existencia por parte las nuevas generaciones de la isla. Los resultados ambientales presentan: Valores bajos de salinidad; flujo moderado o estancado de microalgas y niveles significativos de materia orgánica.


Además, se identificaron ocho especies de aves que habitan y visitan la Salina Norte, entre ellas el Pelícano Café (Pelecanus occidentalis), Especie Amenazada (A) según categoría de los listados de especies en riesgo de la NOM-059-SEMARNAT-2010. 


Para llegar a esta información se realizaron varias visitas y un estudio de calidad de agua, se midieron diferentes parámetros como la temperatura, pH, salinidad, así como identificación de microalgas. Los resultados brindan un perfil general de las condiciones ambientales de la salina, donde se observó que en la zona sureste el pH es ácido, que es precisamente cerca de la disposición de desechos, esto podría indicar que están ocurriendo reacciones químicas a causa de basura.


Por todas estas razones, Salina Norte es un ecosistema que debe ser cuidado y conservado, estos mismos problemas son herramientas de acción para su rescate: Interesar a sus pobladores a través de su representatividad e historia, conservar y dar a conocer sus cualidades a las nuevas generaciones con estrategias de educación ambiental acerca de los servicios ambientales y evitar desechos urbanos. Así se favorece la elaboración de proyectos y de actividades que se realicen de manera conjunta en la salina y se resalte su valor ecológico e histórico que motive a los pobladores a preservarla en óptimas condiciones.


* Estudiantes de Ingeniería Ambiental de la Universidad del Caribe.
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El aprendizaje pandémico más importante aprender a aprender

El aprendizaje pandémico más importante aprender a aprender

 


InnovACCIÓN | Por Eduardo Suárez*

Una breve visita a la Universidad del Caribe resultó en una importante lección. La institución estaba prácticamente vacía, a excepción de quiénes habíamos solicitado permiso para realizar alguna tarea extraordinaria como recoger algún documento, libro o equipo necesarios para continuar trabajando en casa. 

Mi primera impresión fue de cotidianidad, pero una segunda mirada reveló un cambio trascendental: no había estudiantes… ni docentes, ni auxiliares, ni técnicos de apoyo… Era claro que, paradójicamente, todo era como antes pero también que nada sería ya igual. Frente a mí se manifestaba la danza organizacional que siempre se ha dado entre continuidad y cambio educativos. Solo que ahora dejó de ser un tranquilo vals para convertirse en un rocanrol sincopado que obliga a la separación de los danzantes: el son de la disrupción educativa, marca de nuestros tiempos pandémicos.

Equilibrar continuidad y cambio presenta tres retos: cómo detectar a todos los innovadores que tienen intuiciones individuales promisorias; cómo escoger aquellos cambios verdaderamente deseables; y cómo evitar que su cantidad excesiva abrume a la organización. En cualquier escuela ya hay personas que practican nuevas formas de educar frente a la epidemia; es vital poder identificar a cada uno de estos agentes de cambio. Luego resulta indispensable evaluar sus propuestas, porque no todas son viables o escalables. Finalmente, es ineludible escoger entre ellas a las que prometen más, porque no se puede cambiar todo en un instante. 

Para equilibrar continuidad y cambio las organizaciones necesitan desarrollar una habilidad muy importante: la de aprender a aprender. Esta capacidad —según Vivienne Collinson y Tanya Fedoruk Cook—  recibe el nombre de deuteroaprendizaje (o metaaprendizaje organizacional). Se trata de las destrezas para plantear y resolver problemas, diseñar y rediseñar políticas, estrategias, estructuras y técnicas frente a la volatilidad de un ambiente disruptivo, uno que cuestiona la identidad de la institución. El coronavirus ha hecho exactamente eso: hacer que nos preguntemos en todas las escuelas si seguimos siendo las mismas personas de siempre. Las respuestas no son más que de azoro personal. Nos reconocemos solo a medias.

Para aprender a aprender —según Chris Argyris y Donald Schön, entre muchos otros autores del aprendizaje organizacional— una organización necesita: a) desarrollar sus competencias para integrar las percepciones e intuiciones individuales de sus miembros; b) ejercitarse en la indagación, en lugar de la grilla, como forma de enfrentar el conflicto; c) experimentar y arriesgarse; d) negarse a enterrar o cubrir los errores para que en lugar se esto se discutan abiertamente, sin riesgo de ridículo para nadie; e) atribuir los errores a la falta de aprendizaje, en lugar de recurrir al señalamiento culposo o, peor aún, al castigo de la descalificación y la vergüenza. Son condiciones necesarias, pero difíciles de cultivar.

Mi impresión personal, que no es generalizada, es que en las organizaciones educativas se mira más hacia afuera y arriba que hacia adentro y abajo. Esto es, estamos expectantes ante los señalamientos y redireccionamientos que provienen de las secretarías de educación, pero quizá estamos desaprovechando la riquísima experiencia propia de cada institución y de sus innovadores. Muchas soluciones ya están allí, dentro de cada institución, esperando ser sacadas a bailar en la danza educativa del cambio y la continuidad.

*Maestría en Innovación y Gestión del Aprendizaje, Universidad del Caribe

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Mercadotecnia digital en micro y pequeños negocios

Mercadotecnia digital en micro y pequeños negocios

 

Voces Universitarias | Por Angelica Sterling Zozoaga*

Alrededor del mundo y como respuesta a crisis que provocan el cierre de grandes empresas, se presenta la opción del desarrollo e impulso de los micro y pequeños negocios, los cuales juegan un papel muy importante como catalizador y engranaje que guía el desarrollo de la economía, contribuyendo de manera fundamental al progreso socioeconómico del país, a través de la generación de empleos y la distribución del ingreso.

Las micro y pequeñas empresas representan una excelente alternativa para emprendedores locales, por lo que en su mayoría son manejadas por sus dueños, quienes usualmente no tienen el capital suficiente para pagar a alguien más, por lo tanto, realizan tanto las actividades administrativas, como las operativas con el mínimo de herramientas, lo que puede limitar su capacidad de comercialización, promoción y dificultar su posicionamiento en el mercado.

A pesar de lo anterior, existen casos de éxito de micro y pequeños negocios que han permanecido en el mercado durante varios años, resistiendo a diferentes crisis económicas, sociales y de salud, como la que se vive actualmente, donde aun cuando los comercios con servicio de preparación de alimentos y bebidas estaban considerados dentro de las actividades esenciales y podían mantenerse operando, una gran cantidad de éstos no vieron una alternativa mejor que el cierre.

Los que se mantuvieron abiertos, echaron mano a diferentes estrategias para poder vender comida para llevar o con servicio a domicilio, comunicándose con clientes actuales y potenciales a través de plataformas digitales y redes sociales, logrando así continuar con sus actividades comerciales en una modalidad diferente: el negocio online.

En esta modalidad, donde cientos de negocios tuvieron que incursionar y aprender sobre la marcha, lograr tener presencia y posicionamiento a través de la creación de un concepto bien ajustado y enriquecido es imprescindible. Para ello, es necesario hacer uso de las herramientas digitales disponibles, con y sin costo, refrescando periódicamente el contenido del sitio web y de las redes sociales con videos, catálogos digitales y fotografías como parte de una estrategia integral y planificada en la que se fomente la confianza por medio de la promoción de la información acerca de la empresa, testimoniales de clientes satisfechos y comentarios que no puedan ser administrados por el propio negocio.

El conocer el potencial del mundo digital para el éxito y permanencia del negocio, desarrollando una estrategia bien dirigida, permitirá conformar una presencia en redes sociales sólida, que fomente una relación a largo plazo con los clientes, incrementando su repetitividad y fidelidad con el negocio, tanto en éste momento de crisis como en el futuro.

*Profesora investigadora de tiempo completo, Universidad del Caribe asterling@ucaribe.edu.mx

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El Covid-19 impulsa el Arte y la Cultura

El Covid-19 impulsa el Arte y la Cultura

 


Voces Universitarias | Por Emilio Reyner*

En su Misión y Objetivos, la Universidad del Caribe se compromete a la formación integral de profesionales, lo que en buena medida se logra incluyendo dentro de la experiencia universitaria el Arte y la Cultura. Suele decirse que la cultura se mama en casa, lo cual hasta cierto punto es correcto, pero los planteles de estudio de todos los niveles deberían tener el compromiso de no limitarse a sus programas académicos en la formación de sus estudiantes e ir más allá, buscando a la par que los educandos se desarrollen como personas y ciudadanos.

Desde su fundación, la Unicaribe ha buscado cumplir con esa misión, por lo que los eventos culturales han sido siempre parte del quehacer universitario. La implementación de este tipo de actividades y programas no ha sido fácil. Entre los obstáculos enfrentados, por mencionar solo dos, están: la falta de interés de la comunidad universitaria y la falta de recursos. Para hacer frente a esta situación, a finales del 2019, se implementó un proyecto llamado Portafolio Cultural, el cual nos permitió contar con un presupuesto para ampliar y diversificar nuestra oferta, con la mira de incrementar la participación de la comunidad Unicaribe. Desde nuestra perspectiva, el Portafolio Cultural nos abría la posibilidad de consolidar internamente un programa que ya tenía muy buena aceptación en la sociedad cancunense.

Tan solo no se previó el detalle que nadie esperaba: la llegada del Covid-19. No es necesario explicar cómo nos afectó. Basta decir que todos los eventos culturales dentro de la Universidad fueron cancelados. El Portafolio tal como fue visualizado originalmente plegó sus alas sin apenas haberlas desplegado. ¡Todos a sus casas! A guardar una cuarentena que hoy está por llegar a los noventa días.

 ¡¡¡Pero dicen que no hay mal que por bien no venga!!! 

Si a lo largo de la historia, al Arte & la Cultura no siempre se le ha dado la importancia que debería tener en el desarrollo humano, principalmente en la educación, la pandemia que hoy vivimos, aunque sin duda ha generado un caos en muchas áreas de la vida a nivel mundial, también innegablemente nos ha dado la oportunidad de reorganizarnos e incluir más cultura en nuestras vidas. En mi experiencia personal, durante este cambio de ritmo, descubro que, en apenas 90 días, a través de la lectura, he visitado más de 15 países y un sinnúmero de ciudades; y que, gracias al apoyo de muchas instituciones culturales, he asistido a la ópera, al teatro y al cine. Podría decir que “he dado la vuelta al mundo sin salir de casa”.

El Met de Nueva York, el National Theatre de Londres, cines, museos, exposiciones de todo el mundo abrieron sus canales de difusión para que todos tuvieran acceso gratuito a sus eventos durante esta contingencia mundial. Enganchándonos a esta oferta, y para darle seguimiento al proyecto de Portafolio Cultural, lo reconvertimos en virtual. Ello nos ha permitido entrar a los hogares de todos ustedes, enviando eventos diarios a través del correo electrónico y compartiéndolos por redes sociales. 

Así, nuestra habitual programación de los documentales del Bio Cinema, las películas del CinemArte, la ópera del Met de Nueva York, las obras de teatro del National Theatre de Londres, aderezada con las clases de Tai Chi, de yoga, de ritmo latino y de guitarra (estas últimas, por cortesía del conocido guitarrista y compositor Pancho Varona, quien toca con Joaquín Sabina), y convertidos al formato de nuestra nueva amiga, Susana Distancia, no han dejado de acompañarnos. De modo que la Universidad del Caribe está presente en la casa de todos los cancunenses y más allá, haciendo más llevadera esta visita inesperada del virus Corona.

Esperamos en breve regresar a nuestra casa de estudios para poder seguir trabajando en la difusión cultural y recibiendo a los artistas y al público en general. Retomaremos así, con nuevos bríos, ese Portafolio Cultural que el virus empezó frenando, pero acabó impulsando. 

Por el momento quédate en casa y sigue ampliando tu cultura general con el programa de la Unicaribe.

*Encargado de Difusión Cultural, Universidad del Caribe. 

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Educación de emergencia: el virus de las videoconferencias

Educación de emergencia: el virus de las videoconferencias



 InnovACCIÓN | Por Eduardo Suárez*

La educación virtual tiene una importancia trascendental, una que fue ignorada por las instituciones formativas, las que descuidaron su desarrollo al considerarla una opción interesante y nada más. Estamos pagando las consecuencias de haber perdido el tiempo al no desarrollar sistemas educativos virtuales completos, los que en este momento tendrían una ventaja singularmente significativa para nuestro país.

Parece que la trascendencia de la educación virtual es su segundo apellido: “a distancia”. Y que por eso es valiosa: necesitamos estar alejados y educados, lo que resulta un problema difícil de resolver. Todo indica, además, que se piensa que al regresar a la “nueva normalidad” regresaremos también a nuestras viejas costumbres pedagógicas, con clases presenciales y docentes expositivos. Quizá esto ya no pueda pasar. 

La verdadera importancia de la educación virtual no radica en su posibilidad de distanciar a profesoras y estudiantes. Es capital porque parte de la cultura de nuestra juventud, la generación Z, que es cien por ciento nativa digital. No es necesario decir que sus docentes no lo son. Debemos educar desde la tecnología de la época, la que usan los estudiantes todo el tiempo: sus teléfonos celulares, tabletas, pads y computadoras. 

Además, porque obliga a hacer planteamientos muy bien hechos. Para ser diseñador de actividades educativas en línea no basta con dominar el arte de enseñar; es necesario poseer una formación profesional completa. Una cosa es estar frente a un grupo en un aula y confiar en la propia cultura y experiencia, y muy otra tener que diseñar el aprendizaje que han de construir los jóvenes desde sus casas y frente a sus computadoras. En medio de una pandemia.

¿Estamos en el glorioso amanecer del e-learning? De ninguna manera. Lo que está frente a nuestros ojos, y frente a nuestros hijos, es una educación de emergencia. Su consigna es: haz lo que puedas con lo que tengas, porque nos tenemos que ir a encerrar ya. 

Esto es un grave problema, uno que requerirá intervenciones fuertes. La razón es sencilla de dilucidar: la educación de emergencia no es de la calidad necesaria y puede actuar como vacuna contra la verdadera educación virtual, la que sí se fundamenta en la aplicación de una pedagogía científica. Los estudiantes recordarán su experiencia con la educación de emergencia y se mostrarán reacios, faltos de motivación. Hay que evolucionar con rapidez para evitar esto.

¿Por qué es de baja calidad? Por su abuso de las videoconferencias. Esta tecnología es insustituible en el e-learning, pero como tarea esclava de las actividades de los aprendices. Escuchar, amodorrado y encerrado, a una cabeza parlante en un video no es una actividad significativa en sí misma. Pregúnteselo a cualquier estudiante y averigüe sus trucos para ausentarse, al desconectar su cámara y sonido, lo que lo hace invisible en la multitud de treinta o cuarenta mini videos que el instructor es incapaz de monitorear mientras perora.  

Lo que una educación virtual de calidad necesita con urgencia es el diseño de paquetes completos de instrucción: objetivos comprensibles por el aprendiz, instrucciones claras y completas de las actividades, todos los recursos necesarios (como links a páginas web o documentos en PDF), más las indicaciones que el estudiante requiere para comprender cómo lo evaluarán. Todo, para ser realizado cuando el estudiante pueda y quiera, y no cuando lo citen a mirar y escuchar una pantalla.

Debemos empezar a enderezar el rumbo del barco educativo virtual. Para que la educación no naufrague.

*Maestría en Innovación y Gestión del Aprendizaje, Universidad del Caribe


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La confianza, prioridad en la industria restaurantera de Cancún en la era del Covid 19

La confianza, prioridad en la industria restaurantera de Cancún en la era del Covid 19

 


Voces Universitarias | Por Mauro Berumen Calderón*

La industria restaurantera de Cancún y más específico, la de la afamada Zona Hotelera, ya se venía enfrentando a varios retos, por no decir peligros inminentes.  Los empresarios, por un lado, teniendo que pagar las extorsiones exigidas por parte del crimen organizado y compitiendo contra los hoteles todo incluido (all inclusive); en la otra cara, los empleados tenían su propio frente de guerra, el outsourcing (pagadoras), eso sí, los que recibían sueldo, ya que en muchos casos solo vivían de su propina. Ahora, todos tienen un enemigo en común, el Covid-19 (SRAS-CoV-2), el cual ha provocado lo impensable hace unos meses, lo que ni un huracán había hecho en la región, parar en seco la actividad turística, en resumen para la industria restaurantera, dejarlos sin clientes, y con un futuro incierto en el corto y largo plazo.


El impacto vamos a verlo reflejado en una parálisis del 70% del sector restaurantero de la ciudad, y podría asumir que en más del 95% en la Zona Hotelera; pero ¿de dónde venía esta industria? Había tenido que salir de la crisis provocada por el huracán Wilma en 2005, y como remate, cuatro años más tarde (2009), de una situación similar a la que vivimos ahora (pero no tan extrema), de la emergencia sanitaria provocada por el virus de la Influenza Estacional (AH1N1). Para salir de ambas crisis, la industria restaurantera de Cancún tardó casi diez años en recuperarse; de hecho, apenas en los últimos tres años empezaba a mostrar un crecimiento positivo después de casi siete años de estancamiento.


¿Cuál es el principal reto al que se enfrentará los próximos dos años? Generar confianza mientras no exista una vacuna, por lo que el trabajo de todos los que estamos involucrados en este sector, debe ser lograr que los comensales se sienta seguros consumiendo alimentos preparados y servidos por personas que no conocemos, de las cuales no sabemos su estado de salud ni la forma en la que prepararon lo que vamos a comer y beber; por lo tanto, la certificación de los restaurantes por parte de la Secretaría de Salud (no por Secretaría de Turismo, ni por la CANIRAC) puede ser la mayor aliada en estos momentos (como primer paso) para construir esa confianza tan necesaria, ya que será el aval de que en ese establecimiento el personal está capacitado y sigue protocolos de un alto nivel de seguridad en salud, ahora la confianza lo es todo para la mayoría de los turistas (especialmente los extranjeros).


  Lo peor que puede suceder ahora, es una mala noticia sobre algún contagio de alguien que consumió en un restaurante, no solo afectará la imagen del sector, sino de la ciudad como destino turístico, por lo que no debemos destruir desde el principio, lo que nos va a costar rescatar en los siguientes cinco, o quizá, diez años.


*Profesor-Investigador del Depto. Turismo Sustentable, Gastronomía y Hotelería, Unicaribe. 

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