La confianza, prioridad en la industria restaurantera de Cancún en la era del Covid 19

 


Voces Universitarias | Por Mauro Berumen Calderón*

La industria restaurantera de Cancún y más específico, la de la afamada Zona Hotelera, ya se venía enfrentando a varios retos, por no decir peligros inminentes.  Los empresarios, por un lado, teniendo que pagar las extorsiones exigidas por parte del crimen organizado y compitiendo contra los hoteles todo incluido (all inclusive); en la otra cara, los empleados tenían su propio frente de guerra, el outsourcing (pagadoras), eso sí, los que recibían sueldo, ya que en muchos casos solo vivían de su propina. Ahora, todos tienen un enemigo en común, el Covid-19 (SRAS-CoV-2), el cual ha provocado lo impensable hace unos meses, lo que ni un huracán había hecho en la región, parar en seco la actividad turística, en resumen para la industria restaurantera, dejarlos sin clientes, y con un futuro incierto en el corto y largo plazo.


El impacto vamos a verlo reflejado en una parálisis del 70% del sector restaurantero de la ciudad, y podría asumir que en más del 95% en la Zona Hotelera; pero ¿de dónde venía esta industria? Había tenido que salir de la crisis provocada por el huracán Wilma en 2005, y como remate, cuatro años más tarde (2009), de una situación similar a la que vivimos ahora (pero no tan extrema), de la emergencia sanitaria provocada por el virus de la Influenza Estacional (AH1N1). Para salir de ambas crisis, la industria restaurantera de Cancún tardó casi diez años en recuperarse; de hecho, apenas en los últimos tres años empezaba a mostrar un crecimiento positivo después de casi siete años de estancamiento.


¿Cuál es el principal reto al que se enfrentará los próximos dos años? Generar confianza mientras no exista una vacuna, por lo que el trabajo de todos los que estamos involucrados en este sector, debe ser lograr que los comensales se sienta seguros consumiendo alimentos preparados y servidos por personas que no conocemos, de las cuales no sabemos su estado de salud ni la forma en la que prepararon lo que vamos a comer y beber; por lo tanto, la certificación de los restaurantes por parte de la Secretaría de Salud (no por Secretaría de Turismo, ni por la CANIRAC) puede ser la mayor aliada en estos momentos (como primer paso) para construir esa confianza tan necesaria, ya que será el aval de que en ese establecimiento el personal está capacitado y sigue protocolos de un alto nivel de seguridad en salud, ahora la confianza lo es todo para la mayoría de los turistas (especialmente los extranjeros).


  Lo peor que puede suceder ahora, es una mala noticia sobre algún contagio de alguien que consumió en un restaurante, no solo afectará la imagen del sector, sino de la ciudad como destino turístico, por lo que no debemos destruir desde el principio, lo que nos va a costar rescatar en los siguientes cinco, o quizá, diez años.


*Profesor-Investigador del Depto. Turismo Sustentable, Gastronomía y Hotelería, Unicaribe. 

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