Crónica del Día Internacional de los Humedales en el ANP estatal Laguna Manatí, Cancún México.

Crónica del Día Internacional de los Humedales en el ANP estatal Laguna Manatí, Cancún México.

Laguna Manatí. (Fotografía de Raúl Cabrera, 2-02-2024).

Voces Universitarias | Marena Alejandra Trejo Uc, estudiante 4to semestre del PE Ingeniería Ambiental, Universidad del Caribe.

El día 2 de febrero 2024 en Área Natural Protegida (ANP) Estatal Laguna Manatí, nos reunimos estudiantes de los Programas Educativos (PE) de Turismo Alternativo e Ingeniería Ambiental de la Universidad del Caribe, este último grupo, se conformó por practicantes la Dra. Marina García Rosas, el Dr. Juan F. Bárcenas Graniel y la M.C. Jennifer Méndez Torres. La Dra. Marina invitó también a sus estudiantes de la asignatura de química orgánica. Todos reunidos para desempeñar ciertas actividades en conmemoración al día internacional de los humedales.

Estudiantes de la Universidad del Caribe.

La cita fue a las 8:00 a.m. en la entrada a la laguna Manatí, por lo que nos reunimos primero en la Universidad del Caribe a las 7:30 a.m., llegué 4 minutos antes de lo previsto por lo que me dio tiempo de revisar si necesitábamos algo para la práctica (Siempre es acertado llegar con tiempo), una vez reunidos todos mis compañeros nos organizamos para transportarnos en nuestros vehículos siguiendo a quien sabía dónde quedaba el lugar.

 Mapa de la ubicación de Laguna Manatí.

Al llegar a la laguna a las 7:55 a.m. nos reunimos con el Dr. Bárcenas para hacer una revisión de los instrumentos, en especial el CTD (Acrónimo en inglés de Conductivity, Temperature, Depth), ya que más adelante mi compañera Valeria Mendicuti y yo daríamos una pequeña presentación de su uso. Una vez instalados tomamos el CTD y lo encendimos para que el equipo captara señal satelital (Ya que cuenta con GPS integrado) y así pudiéramos iniciar a tomar datos de prueba. Después de unos 3 minutos el CTD captó señal e ingresamos a un canal pluvial que conecta con la laguna, donde hicimos una rápida medición para corroborar que todo estuviera en orden.

Valeria sujetando el CTD, aun lado Marena cobrando cabo.

Al terminar salimos de la laguna. Ese día llegaron varios grupos al lugar, estas agrupaciones se componían de estudiantes de varios niveles de escuela primaria, secundaria y preparatoria, así como un grupo Scout.

Rovers del Grupo Scout 3 Gaia, provincia Quintana Roo. De izquierda a derecha, Iván Rojas Lezama, Milton Martínez Méndez y Angélica Sofía Ramírez Sánchez es también Scout sección Rover y además estudiante de Ingeniería Ambiental de la Universidad del Caribe).

Al final pude observar que juntos éramos un conjunto muy grande de personas interesadas en conmemorar este día.

Jóvenes conmemorando el día de los humedales.

Una vez que todos llegaron a la laguna el Biólogo Gonzalo Aldana nos dio una pequeña bienvenida a todos los estudiantes, profesores y acompañantes, ya que una escuela llegó con su camarógrafo y algunos reporteros.

Biol. Gonzalo Aldana dando la bienvenida a los estudiantes.

Terminada la introducción y repartidas las actividades y quienes se encargaron de ellas, pasamos a la alguna, estando dentro, todavía esperamos unos 20 minutos ya que el Biól. Gonzalo Aldana platicaba con los estudiantes de primaria y hacían una ceremonia para pedir permiso e iniciar los trabajos y así poder entrar al manglar.

Después de que todos estuvieron listos, empezamos a adentrarnos al manglar, caminamos aproximadamente unos 700 m hasta llegar al final del sendero, durante el camino pudimos observar que se habían instalado en determinados puntos algunas actividades para los niños de primaria y secundaria. Al llegar al final del camino ya se encontraban desarrollando explicaciones del lugar, nosotros procedimos a acomodarnos en un pequeño espacio para después tratar de realizar una medición, sin embargo nos percatamos que el CTD había perdido su señal lo que imposibilitaba tomar la medición, para resolver esto, decidimos regresar a la entrada de la reserva, fuimos hasta el mismo punto en donde ya habíamos captado señal por primera vez, y esperamos a que el instrumento repitiera este proceso, tardó alrededor de 15 minutos. Ahora, ya con señal regresamos al punto donde ya nos habíamos instalado y recibimos instrucciones de iniciar con las demostraciones del uso del CTD, por lo que se nos asignó a un grupo de la Universidad del Caribe que todavía no conocían el equipo de medición.

Valeria y Marena demostrando el uso del CTD.

Poco a poco fuimos introduciéndonos al manglar con ayuda de un bordón que encontramos durante nuestro regreso de captar señal, fuimos llegando a una profundidad de 60 centímetros del agua, ideal para realizar las mediciones. El grupo al cual les enseñamos a usar el CTD fue de aproximadamente 12 estudiantes, les mostramos cómo se encendía, el menú de la pantalla del CTD o display, explicamos qué significa cada icono, el significado del nombre del instrumento, y datos relevantes para su correcto funcionamiento.

Después del mini taller CTD que duró al menos 40 minutos, nos dirigimos al sitio de investigación llamado parcela 2.

Estudiantes dirigiéndose a las actividades de la parcela 2

Una vez ahí alcanzamos al grupo al que se le mostraba la parcela 2 y el cenote anexo, ahí se nos indicó lo siguiente por realizar, esto consistía en introducirnos más al manglar, hasta llegar a un cenote (que les pusimos de nombre Alux), que fue previamente ubicado y ahí planeamos realizar mediciones con el CTD.

Foto de la superficie del cenote Alux.

Sin embargo, después de un complicado camino el CTD perdió su señal y no pudimos realizar las mediciones pertinentes, por suerte sí se pudo hacer una observación parcial del fondo con ayuda de unos visores, así mismo se hicieron unas tomas con la cámara GoPro, y por último se marcó el punto con el GPS.

Vista submarina del cenote Alux, a 2 a 3 metros de profundidad.

Con la información obtenida se decidió que era hora de salir del manglar y regresamos al sendero para incorporarnos con todo el equipo, mi compañera Valeria y yo nos dirigimos al punto donde habíamos dejado nuestras pertenencias antes de dar las demostraciones del uso del CDT, estando ahí le pedimos al Dr. Bárcenas la GoPro para tomar algunos videos de la laguna, después cuando ya íbamos de regreso a la entrada de la reserva observamos que las actividades seguían en proceso para los chicos de primaria, secundaria y preparatoria, cabe resaltar que pudimos ver un cocodrilo a tan solo 4 m del sendero esto fue muy significativo porque ya dábamos por hecho que no íbamos a poder alguno ese día. Para la medición CTD regresaremos tratando de resolver lo de la pérdida de señal satelital, causada por la cobertura del manglar.

Canal donde se pudo observar al cocodrilo

Ya para finalizar el día limpiamos el CTD con agua purificada al igual que su funda protectora, para luego dejar que se secara y guardarlo en su estuche.

Considero que toda esta experiencia fue toda una aventura, por momentos estresante ya que desde días antes tuvimos que empezar a preparar el equipo que se ocuparía, revisar que estuvieran en óptimas condiciones para que estando en el manglar el margen de error sea el mínimo. Creo que esa primera parte fue la más complicada, puesto que el CTD es un instrumento que es complicado de abrir, y nosotros constantemente teníamos que estar haciendo pruebas con él porque no estaba trabajando correctamente. Al final de muchos intentos se logró que estuviera listo a tiempo para el gran día. Poder presenciar un acontecimiento de esta magnitud me brindó muchos conocimientos tanto académicos como personales, pude pasar un buen dia con mis compañeros y profesores y al mismo tiempo estar al contacto con la naturaleza.

Agradecimientos: Agradecemos al Biol. José Gonzalo Aldana Pech, Encargado de Áreas protegidas zona norte del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas del Estado de Quintana Roo, por la invitación a participar en este importante evento, y por refrendar la colaboración interinstitucional.

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Capitalismo espiritual

Capitalismo espiritual



Voces Universitarias | Dra. Carmen L. Cervantes*    

El pasado fin de semana navegando por Instagram me encontré con un post que pregonaba la receta para el éxito: “inicia tu día a las 4 am, haz ejercicio todos los días, medita mínimo una hora, sal menos de fiesta, rodéate de personas de alto valor y no te quejes nunca…”. Acto seguido, te ofrecían un método para mejorar tu vida por 300 dólares.

Entre una mezcla de asombro y consternación, reflexioné sobre el avance de la humanidad hacia un “capitalismo espiritual”, y es que a partir de la pandemia y el surgimiento de una economía del autoencierro, nuestras preferencias de consumo se volcaron hacia mercancías inmateriales a través de plataformas digitales y de streaming.

El sistema capitalista se ha propuesto explotar todas las experiencias de bienestar y calidad de vida. Hoy con tan solo un click es posible agendar una sesión de yoga, contactar con un coach de vida, encontrar un grupo de meditación, aprender alimentación ayurvédica o alcanzar la sanación espiritual. Nos hemos convertido en consumidores de nuestra propia existencia.

Sin embargo, una vez más estamos ante una paradoja del capitalismo. En una sociedad que opera bajo una lógica de competencia y necesidad de crecimiento constante, los seres humanos se miden en función de sus logros y el nivel de sus posesiones materiales. Como consecuencia de una positividad tóxica, la autoexplotación en aras de la autorrealización personal se ha convertido en la norma.

Esto ha traído como consecuencia un incremento considerable de padecimientos como depresión, ansiedad, trastornos de la personalidad y una larga lista de enfermedades psíquicas. Al respecto, considero que hay una relación directa con la alteración de los ritmos biológicos de los seres humanos y los ciclos de la naturaleza. En afán de maximizar la acumulación de capital, nos hemos convertido en una “sociedad del cansancio”, término acuñado por el filósofo surcoreano Byung-Chul Han.

Pero no hay de que preocuparse, el mismo capitalismo tiene la “solución” al vacío existencial y a los males que aquejan a la sociedad moderna: la mercantilización de la evolución de la conciencia. Sin embargo, hay que entender que no hay recetas mágicas, y si bien, podemos incorporar cambios en nuestras rutinas, cada individuo tiene momentos de mayor o menor vitalidad, más productivos, menos fértiles, etc., que generalmente están asociados con los ciclos orgánicos y no con las fases de acumulación de riqueza.

Hagamos una analogía, pensemos que, sin intervención alguna, los árboles crecen a un ritmo diferente en función de su propia naturaleza. Un roble puede tardar hasta 200 años en alcanzar su máximo desarrollo. En este sentido, vayamos más despacio y alineémonos al propósito más fundamental de nuestra existencia mediante la práctica de la reciprocidad, la solidaridad, la colectividad, y no a través de las trampas del capitalismo de la espiritualidad.

*Profesora-Investigadora, Depto. Economía y Negocios, Universidad de Caribe.

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