“Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…”

“Sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…”




“Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada…”, así, dice el tango de Gardel, algo sabría del existir.

Y aquí estamos, veinte años no es nada, hace nada recibía un número de colaborador de dos dígitos (37), como varios de mis colegas aquí presentes, que en 2003 llegamos a acompañar al grupo iniciador de la Universidad del Caribe. Esta semana reconocí la chispa de esa mirada de ilusión, de quien ingresa a nuestra comunidad, en un compañero que aceptó colaborar conmigo en un proyecto, su número ya es de cuatro dígitos (2,346); sí, más de 2,309 colaboradores después, este proyecto nos ilusiona por igual a las personas recién llegadas, como a quienes ya llevamos dos décadas en el. Muchas personas que lo dejan regresan, y los que no, siempre se mantienen añorando su tiempo con nosotros y deseándonos lo mejor.

Sentir, que es un soplo la vida, como sentimos la fragilidad de la vida con el Huracán Wilma, la inseguridad y la pandemia, pero siempre con nuestra familia Unicaribe. Como frágil fue nuestra joven ceiba, ladeada y exhibidas sus raíces por el huracán, con nuestras manos la volvimos a colocar y hoy, señorea majestuosa, más bella y fuerte que nunca, nuestros andadores y jardines; igual nos consolamos, nos ayudamos a levantarnos, nos apoyamos y recuperamos en las adversidades grandes y pequeñas. Hemos visto a generaciones de estudiantes crecer con nosotros, de adolescentes a jóvenes, luego adultos, muchos de ellos ahora padres, ya sus hijos e hijas comienzan a ingresar en nuestra Universidad. También somos Universidad multigeneracional, madres e hijas que han estudiado aquí, hermanas, sobrinos; pero, sobre todo, superamos la prueba del ácido para las Universidades que es: ¿dónde estudian las y los hijos de los profesores? Sí, muchos en la Unicaribe, y nos da pesar cuando eligen otra opción. 

Que veinte años no es nada, aquellos estudiantes de la primera generación y sucesivas, ahora son brillantes profesionales en Cancún y en cualquier lugar del mundo. Les hemos visto crecer, desarrollarse y como leales integrantes de nuestra comunidad, se acercan y regresan a meter el hombro en lo que se necesita, lo mismo de profesores de asignatura, de colaboradores, en la asociación de egresados o como aliados externos que, cuando les hacemos el llamado para algo en específico -o sin el- siempre están allí para su universidad.

Sentir, que es un soplo la vida, y del edifico A y B, en 2003, ahora vamos en el G, con muchas más carreras, estudiantes, posgrados, laboratorios, talleres, nuestra maravillosa biblioteca, instalaciones deportivas y un largo etcétera.

Que veinte años no es nada, pero igual seguimos preocupándonos del reloj checador, la planeación didáctica, la evaluación docente, los proyectos de investigación, las tutorías, las practicas, las salidas de campo, el servicio social, las encuestas, las certificaciones, las evidencias, las comprobaciones de gasto, los informes, las auditorias, el buen uso de los recursos, el funcionamiento de las instalaciones, de la calidad y de las personas.

Sentir, que es un soplo la vida, por ello, compartimos el trato amable, sencillo, respetuoso, cordial, educado con nuestros estudiantes, colegas y compañeros y compañeras, desde la rectora a la última persona de jardinería, seguridad o de limpieza; podemos usar cualquier lugar del estacionamiento o de la cafetería, sin sentir diferencias de rango; tenemos en el mismo grupo, recibiendo la misma educación, a estudiantes que nos eligieron por sobre el Tec de Monterrey, la UDLA o el ITAM, al lado de estudiantes que vienen de la más humilde comunidad maya, colonia irregular o cualquier pueblo del sureste o de México.

Que veinte años no es nada, pero se acumulan y mantienen certificaciones de ISO, acreditaciones de CIEES, COPAES, Tedqual, un modelo educativo cada vez más pertinente, reconocimientos PRODEP, SNII, SEI, de la excelencia estudiantil y académica, becas para madres estudiantes, para estudiantes del entorno rural, para mujeres que estudian ingenierías y otras más; tenemos instalaciones accesibles, aulas planas, cubículos abiertos y oficinas transparentes; nos da sano orgullo interno que, cuando saben que somos parte de la Unicaribe en la ciudad, nos tratan con respeto y amabilidad.

Que es un soplo la vida, por ello tenemos vínculo comunitario, tianguis del Mayab, enfermería, sala de lactancia y ludoteca; así como nuestros espacios son bellos, limpios y agradables para aprender, trabajar, convivir y disfrutar del conocimiento, el deporte, el arte y la cultura, también intentamos proyectar eso al resto de la ciudad y entorno. Que igual nos preocupan la selva, la laguna del manatí y el manglar (tanto que se cambió el diseño arquitectónico y el edificio E que debería estar junto a la biblioteca se fue al otro lado, lo mismo se hizo para preservar la cueva de los murciélagos); cuidamos las iguanas, los perritos (aunque a veces tengamos nuestros conflictos), las aves y a nuestro entrañable cocodrilo “Dientes” (que también es mascota multigeneracional).

Que veinte años no es nada, para compartir: pasteles de cumpleaños, el tuper, los desayunos con Vicente, las comidas con Doña Jenny, las tortas, las carnitas, el chicharrón, las ensaladas o la pizza a domicilio. El mismo entusiasmo y pasión le ponemos a la discusión académica, al proyecto y al baile en el festejo de aniversario y en la posada anual, ¡perdón!, la reunión de trabajo de cierre de año.

Que veinte años no es nada y que una Universidad de veintitrés años es una bebe, comparada con los 935 de la de Bolonia, o los 805 de la de Salamanca, o los 472 de la UNAM, pero igual la Unicaribe busca cumplir con su rol en nuestra sociedad, formando profesionales y ciudadanos y ciudadanas ejemplares, coadyuvando con el conocimiento científico a afrontar los retos que el desarrollo sustentable, humano, incluyente y equitativo nos demandan. Es un honor compartir con todos Uds. una vocación: la docencia; una causa: la educación; un proyecto: la Universidad del Caribe y un lema: Conocimiento y Cultura para el Desarrollo Humano.

Sentir, que es un soplo la vida y en estos veinte años Uds. siguen conmigo, con nosotros, aquí, a veces como colegas, a veces como líderes, a veces como colaboradores, a veces como profesores, a veces como estudiantes o como personas aliadas, pero siempre como gente buena con la que vale la pena compartir la vida en esta comunidad Unicaribe.

“No para siempre en la tierra: Sólo un poco aquí.” dice el poema de Netzahualcóyotl; sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada, por lo que espero regresar en veinte años y me escuchen repetirles, actualizado, este mensaje.

Palabras del Dr. Pedro Moncada Jiménez 

en la Ceremonia de entrega de Reconocimientos a la Trayectoria Unicaribe, dentro de los festejos del 23 aniversario de la Unicaribe,el día 5 de octubre de 2023.

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