Educación para la igualdad



Voces Universitarias | Lic. Celina Izquierdo Sánchez*

La igualdad es un bien que nadie se atrevería a cuestionar porque simplemente sería políticamente incorrecto. La igualdad es quizá el principio de los principios. Con igualdad no habría ignorancia y en tanto no habría pobreza, porque cada quien sería retribuido por lo que es y sabe. Con igualdad no habría injusticia, el mal que carcome a nuestro país. La deseada paz tiene por condición la igualdad. Con igualdad, las posibilidades de las personas se podrían manifestar y entonces multiplicar por millones los mundos posibles, las formas de vida distintas pero iguales en lo sustantivo.

La igualdad es una utopía, entendida como aquello que nos estimula a avanzar, a soñar y a construir escenarios distintos. Era una utopía abolir la esclavitud y hoy es ilegal tener esclavos; pero aun no llegamos a la igualdad. Era una utopía que las mujeres fuéramos a la universidad y hoy hay grandes científicas, pero aun no llegamos a la igualdad. Era una utopía que las mujeres pudieran ser ejidatarias y hoy está en la ley, pero… Es una utopía terminar con el acoso y el hostigamiento sexual en instituciones de educación, por lo difícil que es que se reconozca el problema, que se denuncie y que se sancione a quien practica esta forma de violencia, pero cada vez más instituciones educativas están tomando cartas en este asunto.

Cuando se realizan diagnósticos sobre discriminación, acoso y hostigamiento en las instituciones educativas, las sorpresas no son pocas, -de ahí que muchas veces se prefiere no hacerlos- sin embargo una vez obtenido el dato lo que queda es actuar asertivamente. Detener esta problemática no es un tema sólo de las autoridades educativas, -aunque ellas tienen un papel preponderante,- es un tema de la comunidad en su conjunto.

La Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior la ANUIES, ha lanzado una iniciativa para que en todas las universidades e institutos de estudios superiores se instrumenten protocolos para atender esta forma de violencia. La UNAM hace años inició con este esfuerzo y las dificultades han sido enormes, los acosadores y las acosadoras no sólo tienen en muchos casos a los sindicatos para que los defiendan, también cuentan con la complicidad de toda una estructura formal y no formal para ello. Hoy el Colegio de México inicia también este ejercicio de contar con un protocolo, se le quiere dar la cara al problema, y ese ya es el inicio de una posible solución. La Universidad de Yucatán, ha sido pionera en la elaboración de estos instrumentos, con más o menos resistencias, va avanzando en un camino que no tiene regreso.

Prevenir, atender, sancionar y erradicar el acoso y el hostigamiento sexual es un componente de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; está en el 4° Constitucional; en la Ley de Acceso a una Vida  Libre de Violencia; en la Ley de Igualdad entre Hombres y Mujeres, está también en Convenciones Internacionales signadas por México, parecería que todo esto sería suficiente, pero no, no lo es, porque en el centro de este problema hay personas que piensan que las otras valen menos, que no tienen derechos, que son objetos desechables, y que pueden hacer cualquier cosa sin la menor posibilidad de ser descubiertas y menos aún ser sancionadas. Alrededor de ellas hay otras que piensan que así es la vida, que ya ni modo, que ni es para tanto, que la víctima se lo busco, que a ver quién lo puede probar. En este escenario a las instituciones les toca responder con instrumentos, protocolos, políticas, con prácticas para erradicar la cultura de la desigualdad y de la permisividad.

La Universidad del Caribe retoma estos retos: educar para la igualdad, prevenir para evitar, y cuando se presente, atender el acoso y el hostigamiento sexual hasta que sea una práctica que socialmente no tenga cabida en nuestra institución.

*Secretaria de Extensión y Vinculación Universitaria, Coordinadora del Comité de Igualdad de la Universidad del Caribe.

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