Voces Universitarias | Por Dr. Pedro Moncada Jiménez *
¿Qué sabemos sobre lo que ocurre en un destino turístico durante una pandemia? A la luz del estudio del caso de Cancún en el AH1N1 y otros desastres, se puede saber que por su alto impacto en las llegadas en el corto plazo, la alerta sanitaria obligó al igual que los huracanes, al cierre de hoteles, con la diferencia que esa vez la estructura turística no estaba dañada, lo que explica que la recuperación haya sido más rápida, en forma de “V”. La afectación al turismo en Cancún por la alerta sanitaria de la Influenza AH1N1 se estima que duró seis meses y dejaron de venir 299,294 turistas. El impacto económico de la influenza AH1N1 se estimó en 307.6 millones de dólares. Ante el AH1N1 las tarifas se movieron a la baja solo en el cortísimo plazo, para responder a la emergencia, retomando su tendencia normal a la siguiente temporada. La diferencia en la situación actual es que El AH1N1, no afectó en un nivel tan grave, como ahora lo está haciendo el Covid 19, a los países emisores de turismo al Caribe Mexicano. Por lo que es previsible que será más larga la recuperación. Así como se prevén las curvas de la pandemia para México y los principales países desarrollados es prudente considerar que la temporada de verano será mínima y prepararse para una modesta temporada de invierno 2020-2021.
El Modelo mono productivo de la región anclado en el turismo, por la naturaleza de éste y las características geográficas y demográficas de Quintana Roo, presentan una situación sui generis, diferente al resto del país.
La afectación de eventos catastróficos: huracanes, 11 de septiembre, AH1N1 y ahora el Covid 19, nos recuerdan la bendición caribeña que tenemos de tener turismo todo el año, y casi olvidarnos de una característica intrínseca al turismo: la estacionalidad; y que no seamos como la mayoría de destinos vacacionales que tienen sólo una temporada al año, o en fechas puntuales, tienen los turistas suficientes. De eso destinos turísticos de temporalidades muy pronunciadas debemos de aprender lo necesario en esta coyuntura.
En el nivel macroeconómico, la resiliencia y postergación del viaje, inherentes al turismo actual, son esperanzas de normalización a mediano plazo. La afectación ya está determinada de manera exógena, el dilema sobre parar o no, ya no se presenta, como en otras regiones con economías diversificadas. Lo que corresponde es gestionar de la mejor manera el paro industrial abrupto y sus consecuencias sociales. En el plano micro, la decisión está en el nivel de cada empresa turística. Cada establecimiento debe de analizar si se está abajo del punto de cierre y actuar en consecuencia de acuerdo a su situación interna y a las medidas de excepción que aplican en una contingencia por causas de fuerza mayor. La emergencia será un desafío financiero, seguramente no contemplado en el presupuesto operativo anual, por lo que la fortaleza y gestión financiera de cada unidad de negocios se pondrá a prueba.
* Secretario Académico de la Universidad del Caribe
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