Voces Universitarias | Dr. Pedro Moncada Jiménez*
A mitad del plazo para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030, la perspectiva en América Latina y el Caribe está lejos de lo que se debería, de acuerdo con un boletín reciente de la CEPAL; por ello, el reflexionar sobre el rol del turismo para lograr que sea un instrumento eficaz para el desarrollo sostenible es relevante.
Según la CEPAL, la región muestra un desempeño mixto: sólo un tercio de las metas de los ODS está en camino de alcanzarse para el 2030, mientras que se necesita acelerar la tendencia positiva observada (46% de las metas) o revertir el estancamiento o retroceso observado (22% de las metas).
El turismo, por su naturaleza sistémica y transversalidad, tiene impactos diferentes en el logro de los ODS en las comunidades anfitrionas y emisoras de turistas. Al ser de un consumo más allá de las necesidades básicas el turismo lo realizan quienes tienen cubierto en buen nivel los ODS 1 (fin a la pobreza) y 2 (hambre cero). Desde los destinos turísticos, más en territorios y países menos desarrollados, mejorar el ingreso para todas las personas, primer paso para lograr cualquier desarrollo, debe de ser el propósito central del turismo, mejorando directamente los ODS 1 y 2, además ello contribuye a los ODS 8 (trabajo decente y crecimiento económico) y 10 (reducción de las desigualdades).
El ODS 3 (salud y bienestar) y el 6 (agua limpia y saneamiento) tienen sus particularidades en turismo, ya que en los destinos receptores obliga a su mejora, por ser un elemento transversal en temas de seguridad y sanidad básicas para poder ofrecer servicios turísticos; pero en otros, como el turismo médico, en algunos casos genera dilemas éticos, debido a que las escasas capacidades hospitalarias y humanas se destinan a curas estéticas, cuando la mayoría de las veces no son cubiertas en nivel suficiente las necesidades de la población local. El turismo siempre ha sido y será un elemento educativo para cualquier persona, tanto anfitrión como visitante, por ello, bien gestionada la interculturalidad, el turismo apoya al ODS 4 (educación de calidad).
En el ODS 5 (igualdad de género) el turismo siempre ha apoyado mucho, sobre todo con la modelación de los roles de las mujeres en sociedades más desarrolladas. Actualmente en la eliminación de los techos de cristal, el emprendimiento y cambio de los estereotipos tiene las áreas principales para continuar su contribución. En los ODS 7 (energía asequible y no contaminante) y 13 (acción por el clima), el turismo a nivel de destinos puede lograr ser bajo o cero emisiones. Su desafío está en el trasporte, principalmente la aviación, como ya lo planteamos en anteriores contribuciones.
Así, el sistema turístico debe integrarse como una industria con innovación e infraestructura, orientadas por el Desarrollo Sostenible (ODS 9) en comunidades y ciudades sostenibles (ODS 11) en las que la producción y el consumo turístico sean responsables (ODS 12), con una gestión adecuada de los ecosistemas y la vida en la tierra (ODS 15) y en el agua (ODS 14).
La paz y la organización social eficaz y eficiente es requisito indispensable para la buena evolución del turismo, por ello el ODS 16 (paz, justicia e instituciones sólidas) y el 17 (alianzas para lograr los objetivos) son aspectos a mejorar todo lo posible para que el pronóstico Malthusiano, retomado por el club de Roma, reseñado en nuestro futuro común (donde se acuña el concepto de desarrollo sostenible) y permanentemente recordado por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático , no nos alcance.
Así, los ODS 2030, que tienen de precursores el plan de acción en Agenda 21 de Rio y los Objetivos del Milenio, merecen una reflexión a mitad del camino en el turismo, y en cualquier actividad humana, además de un compromiso mayor para alcanzarlos y que nuestro planeta mantenga la capacidad de albergar nuestra especie ahora y siempre.
*Profesor-Investigador, Depto. Turismo Sustentable, Gastronomía y Hotelería, Universidad del Caribe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario