Voces Universitarias | Christine McCoy*
Nuestro título de hoy parece abarcar muchas cosas desconectadas, sin embargo, vamos de manera breve y concisa a explicar por qué cada una de ellas es importante y cómo se interconectan. Lo primero que debemos recordar es que de acuerdo con Naciones Unidas, el 55% de las personas del mundo vive en una ciudad y de cara al 2050, esta proporción aumentará hasta un 13%, lo que significa que para esa fecha, 2,500 millones de personas adicionales vivirán en ciudades (ONU, 2024), lo que nos obliga a realizar cambios en la forma de gestionar las ciudades.
Las ciudades ocupan 3% de la superficie geográfica a nivel global, pero consumen del 60 al 80% del total de energía y generan el 75% de todas las emisiones de dióxido de carbono y anualmente, se generan 2000 millones de toneladas de desechos sólidos urbanos y el 45% de ellos no es gestionado adecuadamente.
El incremento en la urbanización está ejerciendo una gran presión, en lo que respecta a la explotación y aprovechamiento de los cuerpos de agua disponibles, el capital natural y la salud pública.
De acuerdo con la fundación Ellen McArthur (2012) la implementación de una nueva visión de economía circular en las ciudades conlleva enormes beneficios económicos, sociales y medioambientales, estimulando el surgimiento de una ciudad próspera, habitable, resiliente y saludable.
En concordancia con los principios de la Economía Circular de la Fundación Ellen McArthur, la Economía Circular en las Ciudades se enfoca en tres sistemas urbanos: los edificios, la movilidad y los productos, pero a éstos agrego otros dos elementos, más la adecuada gestión de los residuos y la eficiencia energética.
Así, las ciudades circulares son entornos que toman en cuenta el ambiente construido, diseñando de manera modular y flexible, para que se priorice la calidad de vida de los residentes. Por otra parte, en relación a los sistemas energéticos la ciudad circular se concentra en el uso eficiente de la energía, reduciendo costos, con lo que se genera un impacto positivo en el medio ambiente lo que se ve reflejado en el cuidado del entorno natural.
En la ciudad circular, los sistemas de movilidad son accesible, asequible y efectiva mediante el uso de transporte multimodal, que incorpore transportación pública con servicios bajo demanda como soluciones flexibles, que además invierte la pirámide de movilidad para dar prioridad al transporte público con perspectiva de género y al peatón con servicios de proximidad, es decir accesibles a pie, lo que hace que la ciudad sea más inclusiva y tome en cuenta las necesidades de las personas, que son sus habitantes, elemento fundamental de la ciudad cuidadora.
La Ciudad Circular busca una mejor gestión de los residuos, esta acción colabora a evitar la contaminación del aire y el subsuelo con lo que es posible contar con entornos más saludables en dónde se presentan menos enfermedades con lo que esa ciudad me cuida.
Una parte del sistema de cuidados es la institucionalidad y los servicios que estos prestan. Otra parte es cómo se distribuyen y apoyan las labores de cuidado y a quienes las realizan; pero además, se debe contar con entornos urbanos que faciliten las labores de cuidados contando con ciudades cuidadoras pensadas en las personas y sus necesidades.
*Profesora-Investigadora, Depto. Economía y Negocios, Universidad del Caribe.
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