Voces Universitarias | Dra. Sandra Guerra Mondragón*
¿Has escuchado frases como “la aventura la diseñas tú” o “sé tu propio agente de viajes”?. En la era de la digitalización turística, estas ideas son más que simples slogans: son el reflejo de cómo la tecnología ha transformado la forma en que exploramos el mundo. Hoy, viajar no solo consiste en llegar a un destino; se trata de crear experiencias personalizadas, compartirlas en tiempo real y convertir cada momento en un recuerdo que vive tanto en nuestra memoria como en las redes sociales. La revolución digital ha puesto el control del viaje en manos del propio viajero, redefiniendo lo que significa descubrir el mundo.
Las agencias de viajes tradicionales, aquellas que antaño dominaban el mercado, han visto cómo su protagonismo se desvanece ante el auge de aplicaciones, redes sociales y blogs. El viajero moderno, armado con un smartphone, es ahora el propio arquitecto de su experiencia: desde la planificación hasta el último detalle. Plataformas como Google Maps o Facebook no solo hacen más fácil el recorrido, sino que conectan historias de viajeros de todo el mundo, creando una red global de vivencias compartidas.
La tecnología también ha cambiado la forma de recorrer y disfrutar los destinos. Apps de geolocalización como Waze o Google Maps nos guían con precisión en tiempo real, mientras que redes sociales como Instagram y TripAdvisor nos permiten mostrar nuestras aventuras al instante y, de paso, inspirar a otros. Este fenómeno ha obligado a la industria turística a transformarse, adoptando soluciones digitales y ofreciendo servicios cada vez más personalizados. En este nuevo escenario, lo que marca la diferencia no es solo el lugar, sino las emociones que genera.
Hoy, el turista no busca únicamente un servicio; busca experiencias que le hagan vibrar. Quiere autenticidad, momentos únicos que recordar y compartir con el mundo. Esta necesidad ha hecho que aspectos como la interacción social y la calidad emocional del viaje cobren una importancia crucial. La pandemia, además, actuó como catalizador, acelerando la digitalización del turismo y reforzando la búsqueda de inmediatez.
Y mientras avanzamos hacia el futuro, la tecnología sigue siendo el gran protagonista. La realidad aumentada y la inteligencia artificial prometen transformar aún más la manera en que vivimos el turismo. Pero no se trata solo de implementar herramientas sofisticadas: el verdadero desafío radica en utilizarlas para satisfacer las crecientes expectativas de un viajero exigente, creando momentos inolvidables que trasciendan el tiempo y el espacio.
*Coordinadora del Programa Educativo de Turismo Sustentable y Gestión Hotelera de la
Universidad del Caribe.
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