Turismo y cerveza artesanal: creatividad que fermenta cultura


Voces Universitarias | Damayanti Estolano Cristerna*

 Para muchos, leer turismo y cerveza en la misma frase puede que evoque fiesta. Sin embargo, esta fusión va mucho más allá. Desde los 80 y 90, las industrias creativas y culturales -conocidas como Economía Naranja en Hispanoamérica y el Caribe- se conceptualizan como actividades económicas que generan y comercializan creatividad, conocimiento, información e ideas. En ellas, se encuentran la gastronomía, el diseño, la música, y las artesanías, que nutren el turismo creativo: un turismo que no solo observa, sino que participa, aprende y conecta con la cultura local del destino que visita. Las experiencias auténticas que dejan huella en su viaje apoyan directamente a artesanos, emprendedores y artistas locales, fortaleciendo la economía y el tejido social (traducido a sostenibilidad).

El turismo creativo también se alinea estrechamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, especialmente con el ODS8 (trabajo decente y crecimiento económico) y el OSD12 (producción y consumo responsables). Ambos promueven políticas turísticas sostenibles que valoren los productos autóctonos y fomenten el empleo local. En este marco, el turismo creativo revitaliza tradiciones y oficios, crea mercados para productos locales y desarrolla rutas temáticas que atraen visitantes interesados en experiencias culturales genuinas, como las rutas del vino, del tequila y, por supuesto, de la cerveza artesanal.

La cerveza artesanal es mucho más que una bebida: es el reflejo de la comunidad y artesanos que la crean. Cada cervecería artesanal narra historias, integra ingredientes locales, refleja la pasión de quienes la producen. Estas cervecerías se han convertido en un ejemplo de turismo sostenible. En ciudad pequeñas, generan empleos, atraen turismo gastronómico, impulsan festivales (ya en ciudades grandes) y promueven circuitos de degustación que dinamizan la economía local con mínimo impacto ambiental.

Lejos de los excesos, quienes disfrutan la cerveza artesanal buscan calidad y autenticidad. Degustan sabores innovadores y exploran maridajes guiados por expertos, convirtiendo la visita a la cervecería en una experiencia cultural y educativa. Su precio, si bien más elevado que el de la cerveza industrializada, conlleva a un consumo moderado, lo que refuerza la lógica de la sostenibilidad: menos cantidad, más calidad, acompañado de un impacto positivo en los social, económico y ambiental.

Así, la próxima vez que sostengas un vaso de cerveza artesanal, pregúntate ¿qué pedacito de historia estás probando?, ¿qué arte estás experimentando?, ¿qué territorio representan sus ingredientes? Para quienes aún no lo saben una cerveza artesanal se produce en pequeña escala, con ingredientes de alta calidad y sin aditivos industriales; se elabora mediante procesos tradicionales y suele incorporar creatividad en sus estilos y recetas, adoptando ingredientes locales o de temporada.

*PTC Departamento de Turismo Sustentable, Gastronomía y Hotelería

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