El avance de la Inteligencia Artificial (IA), definida como el campo de la informática que busca desarrollar algoritmos para realizar tareas que tradicionalmente requieren inteligencia humana, cómo el razonamiento, el aprendizaje y la toma de decisiones, ha irrumpido en el ámbito académico. Ante este fenómeno, surge una pregunta central: ¿dónde se encuentra el límite ético para su uso en trabajos universitarios?
Una investigación realizada en la Universidad del Caribe (UNICARIBE) exploró precisamente esta percepción, encuestando a 192 estudiantes de programas de Maestría, Negocios e Innovación, y Turismo Sustentable realizado por el Dr. Sonda y el Dr. Olivares (2024). El estudio destaca que, conceptualmente, la ética requiere un enfoque riguroso y sistemático, basado en la reflexión crítica. Por ello, es fundamental que el desarrollo de la IA se alinee con principios éticos como la fiabilidad, la justicia, la equidad, la supervisión y la transparencia.
La Controversia Global de la IA
La preocupación por la IA no es nueva. El avance de esta tecnología ha generado controversias significativas, incluyendo el riesgo de que los algoritmos repliquen y perpetúen la discriminación (sesgo algorítmico) al apoyarse en datos históricos, la vulneración de la privacidad debido a la recopilación de información personal y los vacíos legales, y el impacto potencial en el mercado laboral por la automatización de tareas.
El Veredicto Estudiantil: La Regla del 40%
Los resultados obtenidos en UNICARIBE son contundentes y revelan una postura pragmática: el 82% de los estudiantes considera ético el uso de la IA en actividades académicas. Sin embargo, esta aceptación viene con una condición clara: la intervención de la tecnología no debe exceder el 40% del trabajo total. Esta percepción refleja el deseo de los estudiantes por integrar los beneficios de la IA sin comprometer la integridad del trabajo propio.
La permisividad varía según el tipo de trabajo académico:
• Mayor Aceptación (hasta el 40%): Artículos (91%) y Tesis (86%). Los trabajos de mayor envergadura, como tesis y proyectos, permiten más el uso de IA que las tareas y ensayos.
• Menor Aceptación (hasta el 40%): Tareas (70%) y Ensayos (64%).
Se identificaron diferencias por división: los estudiantes de Turismo son consistentemente los más permisivos, mientras que los de Maestría son más reticentes, especialmente en la elaboración de ensayos.
Regulando el Futuro Académico
Este panorama subraya la urgencia de establecer marcos de gobernanza y regulación. Las recomendaciones clave del estudio se centran en establecer guías claras que definan el límite de uso (como el sugerido 40%), fomentar la reflexión ética y un enfoque crítico, y ajustar los métodos de evaluación universitarios.
Es indispensable que las instituciones ofrezcan capacitación para asegurar el uso responsable de la IA. Solo mediante la adhesión a pautas éticas bien definidas, se podrá aprovechar plenamente el potencial de la IA en la investigación y la academia, garantizando que esta tecnología beneficie a la sociedad sin menoscabar la integridad.
*Profesor-Investigador del Depto. de Economía y Negocios, Universidad del Caribe.

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