En educación, la distancia es muy relativa

 


InnovACCIÓN | Por Eduardo Suárez*

Imagine que está en un salón de clases. A la vieja usanza: de manera presencial. Usted está en la primera fila de pupitres, a escasos centímetros de separación del escritorio de su docente. Si se decide, puede tocarlo.

Pone toda su atención, pero no comprende lo que la profesora explica, porque nadie le avisó que el curso es uno avanzado y usted es principiante. Entonces decide hacer preguntas para aclarar sus dudas, pero quien expone el tema de clase no se detiene para atenderlas. Su desesperación aumenta. 

Usted nunca estuvo tan cerca, físicamente, pero tan alejado psicológicamente, de su educación. Es posible estar casi tocándose y sentir una distancia insalvable.

Por otro lado, imagine que enciende su computadora, la que está conectada a internet, teclea las claves de acceso a la plataforma de aprendizaje y se conecta a su curso, impartido en un país de otro continente, España, por ejemplo. 

Lee las instrucciones de la actividad que le corresponde, las que están muy claramente redactadas e ilustradas con fotografías y diagramas. Luego, ve un video hecho por su instructor, muy bien editado, el que le explica casi todo lo que desconocía. Además, se da cuenta de que hay varias ligas a páginas web de instituciones reconocidas, las que abundan en datos, teorías y opiniones de expertos sobre el tema de la clase. 

Por si fuera poco, puede mandar un correo al instructor y recibirá contestación en menos de 24 horas, o mejor aún, decide utilizar el chat para preguntarle a un compañero algunas de las pocas dudas que le quedan y recibe la contestación de inmediato. Es posible estar muy lejos y sentirse cercanamente acompañado.

La diferencia es notable e ilustra que en educación la distancia que importa no es la física, sino la de la comunicación. En el argot teórico de la educación en línea se le llama distancia transaccional, para diferenciarla de la física. Fue formulada por Michael G. Moore, de la Universidad de Wisconsin-Madison, en EU.

La distancia transaccional sirve para tomar decisiones a la hora de diseñar un curso en línea o en modalidad mezclada, que es como serán entregadas las actividades educativas a partir de la pandemia. Por lo mismo, sirve para evaluar un curso y repararlo, si es necesario, para asegurar la cercanía humana y educativa. 

Se identifica a partir de tres factores: la estructura del curso (si es muy explícita, con formas y tiempos estrictamente determinados por el docente), el diálogo (la comunicación efectiva entre aprendiz e instructor, o entre aprendices) y la autonomía del aprendiz (su capacidad para tomar decisiones personales).

Esta dinámica se da así: a mayor estructura, habrá mayor distancia transaccional; a mayor diálogo, menor distancia; a mayor autonomía, mayor capacidad de decisión por parte del aprendiz. Estas posibilidades permitirán establecer el nivel de cercanía que un estudiante en específico necesita para un buen aprendizaje.

Como un ejemplo, ya que hay muchos casos diferentes, pongamos que usted se inscribe en un curso muy estructurado; se sentirá alejado y entonces requerirá mayor diálogo, para acercarse. Todo lo que hay que hacer es incrementar la presencia del instructor para aclarar dudas, mediante chats, foros de discusión, correos, llamadas telefónicas, etc. 

Debemos remontar pronto el prejuicio que la frase “a distancia” trae en nuestras mentes. Recordemos lo alejados que hemos estado en nuestros salones de clases y experimentemos la cercanía de un curso en línea bien diseñado e impartido.

* Maestría en Innovación y Gestión del Aprendizaje, Universidad del Caribe.

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