Pocas disciplinas científicas tienen la capacidad de despertar el interés de la sociedad al nivel en que lo hace la inteligencia artificial. Esta ciencia tiene el objetivo de emular, mediante algún dispositivo, diferentes habilidades humanas, como el razonamiento, el aprendizaje, la visión o el lenguaje. En este sentido, la acción de emular tiene un alcance mayor al de la simple imitación pues se busca igualar o mejorar las capacidades humanas. La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar nuestras vidas de forma radical y progresivamente se ha convertido en parte de nuestra cotidianidad.
Aunque oficialmente se reconoce a la Conferencia de Dartmouth (celebrada en 1956 en Nuevo Hampshire, Estados Unidos) como el evento que detonó el desarrollo de la inteligencia artificial, se sabe acerca de la construcción de varios autómatas en tiempos tan lejanos como la Edad Media. En el siglo XII, por ejemplo, el turco Al Jazarí impresionaba a sus contemporáneos con la construcción de autómatas musicales que funcionaban a partir del flujo de agua entre dos tanques. En el siglo XVIII, el relojero suizo Pierre Jaquet-Droz construyó tres autómatas conocidos como la pianista, el dibujante y el escritor, capaces de emular con un realismo impresionante para su época, actividades propias de las profesiones que les dan nombre; estos autómatas se han mantenido en funcionamiento hasta nuestros días y están expuestos en el Museo de Arte e Historia de Neuchatel, Suiza.
A partir de la Conferencia de Dartmouth, la inteligencia artificial logró importantes avances, principalmente en el área de los sistemas expertos, sistemas capaces de emular el razonamiento de expertos humanos en áreas tan diversas como la medicina, la química o la geología. Como ejemplos, el sistema experto DENDRAL, desarrollado en la década de 1960, permitía inferir la estructura molecular de diferentes sustancias químicas a partir de la información de su espectrograma; mientras que el sistema llamado MYCIN, desarrollado a principios de la década de 1970, se utilizaba para auxiliar a los médicos en el diagnóstico de enfermedades infecciosas.
Las expectativas puestas en la inteligencia artificial, motivadas por el éxito de los sistemas expertos, fueron inmensas. Los investigadores de aquella época creyeron que si éramos capaces de reproducir el razonamiento de expertos humanos, una actividad inteligente de muy alto nivel, entonces emular otras habilidades como la visión o el lenguaje sería un reto menor. No obstante, hemos tenido que esperar décadas para tener logros importantes en esas áreas, los cuales han sido consecuencia del desarrollo del llamado aprendizaje profundo, una técnica de aprendizaje automático que requiere del procesamiento de enormes volúmenes de datos.
El aprendizaje profundo, representa un hito para la inteligencia artificial. Por medio del aprendizaje profundo, podemos formar estructuras computacionales muy complejas, llamadas redes neuronales, capaces de aprender a distinguir objetos a partir de miles o millones de ejemplos. Por medio del aprendizaje profundo, ahora podemos construir sistemas que reconocen los objetos presentes en una imagen con un nivel de exactitud comparable al de un ser humano. El aprendizaje profundo, ha hecho posible también el procesamiento del lenguaje natural, un elemento imprescindible para la comunicación con asistentes personales virtuales como Siri, Cortana, Google Assistant, o con los cada vez más comunes chatbots.
La inteligencia artificial también está presente de forma sutil en muchas de nuestras actividades cotidianas: nos orienta para elegir una ruta que nos permita transitar rápidamente entre dos ubicaciones, brinda recomendaciones de restaurantes, hoteles, películas, música o diferentes productos a partir de nuestro historial de navegación en la web o decide si somos merecedores de algún crédito bancario. Por otro lado, en el contexto actual de la pandemia generada por el COVID-19, la inteligencia artificial se ha convertido, en algunas sociedades, en una herramienta que permite el rastreo y el control de casos a partir del análisis de grandes volúmenes de datos generados por los usuarios de las redes de telefonía móvil.
Muchas organizaciones modernas han logrado ventajas competitivas importantes con la aplicación de la inteligencia artificial en diferentes áreas, de manera particular, con la aplicación de técnicas de aprendizaje automático para identificar información valiosa contenida en conjuntos de datos. Dicha información representa un elemento fundamental para la toma de decisiones oportunas y eficaces. A este conjunto de aplicaciones se les conoce como analítica de negocios y es, sin duda, una de las tendencias más importantes para las organizaciones actuales.
La analítica de negocios brinda a las organizaciones capacidades importantes. Permite identificar segmentos de clientes y usuarios para hacer recomendaciones personalizadas de productos y servicios, orienta en el diseño de nuevos productos y predice su impacto en el mercado, facilita la determinación de precios y el nivel de inventarios para maximizar ganancias y satisfacer la demanda de productos, brinda información acerca del abandono de clientes, identifica cuellos de botella que obstaculizan los procesos internos en una organización, entre muchas otras aplicaciones.
Pudiera parecer que la analítica de negocios es una actividad que requiere de inversiones importantes, sin embargo, su práctica está al alcance de organizaciones de cualquier tamaño. La infraestructura necesaria es cada vez más barata, incluso, es posible disponer de ella a través de varios proveedores que la ofrecen como servicios en la nube, los cuales pueden ser contratados a bajo precio y pagando solamente por el tiempo de uso.
El obstáculo más importante para la adopción de la analítica de negocios es, sin duda, la falta de personal capacitado. Por esta razón, la Universidad del Caribe ofrecerá, a partir de enero del 2021, el programa de Maestría en Analítica e Inteligencia de Negocios. La convocatoria de admisión estará vigente hasta el 31 de octubre, por lo que los interesados pueden comunicarse al correo electrónico fgomez@ucaribe.edu.mx, para recibir información acerca del proceso de admisión.
*Coordinador de la Maestría en Analítica e Inteligencia de Negocios, Universidad del Caribe.
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