La revisión de las tendencias en Educación Superior tras los grandes aprendizajes que ha dejado el 2020, resulta del todo interesante, precisamente porque no presenta grandes cambios. Tanto las instituciones internacionales como la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) o la CEPAL (Comisión Económica para América Latina) e incluso la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico); así como las nacionales como la ANUIES (Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, y las propias Universidades, habían señalado algunas tendencias los últimos años.
Ciertamente, la experiencia de todo los esfuerzos, cambios o adaptaciones que fueron necesarios en las Universidades para hacer frente a la pandemia y continuar cumpliendo con sus funciones, y la lección de estar preparados para un futuro, no solamente confirmaron sino reforzaron algunas de estas tendencias que ya habían sido marcadas. A continuación se comentan algunos ejemplos en los que esta confirmación es más clara o contundente:
La que se reconoce de inmediato es la relativa al uso de las tecnologías de la información y la comunicación, que ya se planteaba necesario fortalecer y ampliar; y si bien se aceptaba su importancia, ahora es indiscutible como una necesidad. Lo importante, sin embargo, es que, como ya se señalaba, es necesaria una estrategia integral para lograr su desarrollo, no solamente en las aulas, sino en todo el proceso educativo, desde la planeación; asimismo, se requiere que la gestión escolar y administrativa se enlacen de la misma manera y en general las distintas funciones sustantivas y adjetivas hacia el interior y exterior.
Los diagnósticos de ANUIES sobre el tema, por ejemplo, lo plantean claramente. Las Universidades e Instituciones de Educación Superior, IES, ya habían empezado a trabajar en esta línea y esto favoreció mucho su adaptación frente a la contingencia. El panorama habría sido muy diferente quince años atrás, cuando los avances eran incipientes en algunos casos e insuficientes aún en otros casos y solamente unos cuantos presentaban avances importantes, pero bastante más limitados que en la actualidad.
Otro tema es el de la internacionalización, que si bien estaba presente en las IES, presentaba el problema de centrarse solamente en la movilidad y ésta tendía a ser para una minoría. La propuesta que se planteaba era innovar con movilidad in situ; es decir, actividades compartidas con instituciones extranjeras, desde sus propias instalaciones; además de que se motivaba a las IES para que sus planes de internacionalización abarcaran a estudiantes, docentes, gestores y a la misma institución. La contingencia motivó el desarrollo de esta forma de movilidad y también motivó que esté considerada desde la planeación, no como una medida extraordinaria. La internacionalización, más completa y versátil es entonces otra tendencia confirmada.
El desarrollo de actitudes y valores, habilidades blandas (soft skills) que son características o competencias personales que facilitan la comunicación, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, la solución de problemas o la resolución de conflictos, bajo una actitud responsable y ética y con inteligencia emocional, también habían sido señaladas como crecientemente importantes en la formación profesional. La experiencia de la sociedad y en las propias IES durante la pandemia en el 2020, cuando el papel de las Universidades resultó estratégico para mantener sus funciones sustantivas a pesar de las condiciones de la contingencia; al mismo tiempo que debían tener una incidencia para propiciar el bienestar de los universitarios y de la sociedad en un entorno problemático e incierto, confirman la importancia de estos elementos y por lo tanto fortalecen su presencia entre las tendencias de la educación superior.
Finalmente, debe mencionarse la sostenibilidad, que si bien ha sido una perspectiva sobre la que muchas IES vienen trabajando desde hace más de una década, las instituciones nacionales e internacionales la señalan como una firme tendencia y también un trabajo necesario por la incidencia que tiene en prácticamente todos los ámbitos de la realidad actual y sus problemas. La formación de profesionales y de ciudadanos bajo esta perspectiva, la investigación en los diversos campos en esta línea y la influencia de las IES en la sociedad abarcan prácticamente todos los Objetivos para el Desarrollo Sustentable, los ODS. La pandemia fue también una lección sobre los impactos del modo de vida de la humanidad sobre el medio ambiente y la sociedad, y éste es un tema ineludible para las universidades.
Entre los aprendizajes que nos ha dejado el 2020, está la confirmación y reforzamiento de algunas tendencias de la educación superior, como las mencionadas, sobre las que las Universidades seguiremos trabajando.
*Rectora de la Universidad del Caribe.
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