La entrega mezclada será la nueva normalidad educativa

 


InnovACCIÓN |  Por Eduardo Suárez* 

La pandemia continúa, con sus fuertes restricciones para la actividad educativa. Sin embargo, ya es necesario hacer los primeros balances de la situación. Resulta impactante, si se leen algunos de los artículos especializados en cuestiones educativas, los que hace un año conjeturaban cierres escolares de sólo algunas semanas o, en el peor de los casos, de algunos meses. Todas las predicciones se han quedado cortas. 

Tal es el caso de lo reportado por Marco Fernández, Daniel Hernández, Rosario Nolasco, Roberto de la Rosa y Noemi Herrera, del equipo de la Iniciativa de Educación con Equidad y Calidad, del Tec de Monterrey, en su artículo del 20 de marzo de 2020. 

En él, señalan la necesidad de revisar, para reforzar, el rol de las tecnologías de información y comunicación como el mecanismo más robusto para asegurar la continuidad de los aprendizajes. Desde hace un año estos investigadores anuncian la urgente necesidad de planificar concienzudamente para llevar al sistema educativo mexicano a modelos híbridos, virtuales o en línea, tanto para la operación normal de las escuelas como durante otras posibles crisis que obliguen al cierre y al distanciamiento social. 

Los problemas para lograrlo son múltiples. Resulta indispensable disponer de la infraestructura necesaria, no sólo de equipos de cómputo personales, sino además de servidores y redes de suficiente ancho de banda. ¿Tiene la mayoría de los estudiantes algún dispositivo que les permita continuar con su aprendizaje a distancia?, ¿dispone de redes de comunicación eficientes? La respuesta es contundente: un doble no. Urge una política educativa estatal para remediar esta insidiosa inequidad. 

Además son necesarias las habilidades para usarlos. ¿Están nuestros docentes y estudiantes bien adiestrados en el uso de las TIC? Los avances son grandes, pero muy insuficientes. Basta recordar los videos virales de algún profesor universitario con doctorado que solicita la ayuda de sus estudiantes para manejar el Zoom. 

Además, es necesario que tanto docentes como estudiantes estén habilitados para usar las tecnologías como instrumento educativo. No es lo mismo surfear la red para divertirse viendo videos o leyendo mensajes de amistades en las redes sociales que sostener un curso interactivo que requiere de colaboración, documentación en la red y evaluación con activa retroalimentación, todo durante un tiempo prolongado. 

Un factor que no ha sido muy discutido es el de la resiliencia (el popular aguante), concentración y flexibilidad de los estudiantes para encarar los cursos en línea. Es necesario tener paciencia, disciplina, rigor crítico, así como lugares cómodos y tranquilos para estudiar. ¿Cuentan nuestros estudiantes con estas características y estos espacios? Muchos no disponen de ellos; su distribución depende del capital cultural de las familias, lo que abre una brecha más en la inequidad educativa. Las familias con escasos recursos quedan excluidas, mientras que las familias con posibilidades económicas generalmente cuentan con mayor educación, libros, computadoras, redes inalámbricas de amplia velocidad y ancho de banda, televisión inteligente… 

Viene un cambio educativo de gran envergadura. Y como siempre, la injusticia se reproducirá si no hacemos un esfuerzo para garantizar la equidad en el campo educativo. Es necesario estar pendientes de las políticas estatales que necesitamos. 

* Maestría en Innovación y Gestión del Aprendizaje, Universidad del Caribe.

1 comentario:

  1. Estimado Eduardo, siempre me resulta muy enriquecedor leerte. Agregaría a las dificultades que enlistas "el síndrome del ordenador". ¡Qué agotador resulta para algunos estudiantes y profesores mantenerse por tantas horas sentados frente a una computadora. Y cuando ésta no sirve a la perfección, resulta casi traumático. Esos espacios de caminata en los pasillos entre clase y clase; ir por el café pasando por la ceiba; ciertas interrupciones de otros humanos (y hasta perros), permitían recuperar mi flujo sanguíneo, oxigenación, postura, etc. Sin duda otro reto de la educación no presencial.

    ResponderEliminar