Voces Universitarias | Dra. Christine McCoy Cador
Se acerca el fin de año y el pago del predial. ¿Qué es el impuesto predial? Es una obligación que los
dueños de viviendas y terrenos deben pagar anualmente y esos recursos deben ser utilizados para
mejorar o cambiar aspectos de una ciudad o municipio.
A partir de 2023 ha sido autorizado un cambio de los valores catastrales de nuestra ciudad. Pero
esto no es malo, más bien entendamos que puede representar esta modificación para nuestra
ciudad y acerquémonos con nuestros regidores y autoridades, para saber qué están planificando
hacer con ese mayor recurso que nuestra ciudad tendrá si todos pagamos.
El impuesto predial está relacionado con las plusvalías del suelo y la movilización de plusvalías,
para beneficio de la ciudad. Genera incrementos de precios de los terrenos a través de su
planeación urbana y de su inversión pública.
El financiamiento de la ciudad se puede apoyar en los incrementos de valor del suelo que ella
misma genera y existen varios instrumentos que pueden ayudar a ello como el impuesto predial,
que es siempre cuestionable, ya que afecta directamente a los propietarios.
Pero existen otras herramientas para movilizar plusvalías y que logran mover esas plusvalías de
manera paulatina y con menor costo para los ciudadanos de a pie. Por ejemplo, otra alternativa
son los derechos de desarrollo a constructoras que mejoren asentamientos precarios como lo
hacen en India y Brasil.
La negociación del suelo se realiza en muchas partes del mundo, lo importante es reglamentarlo y
hacerlo transparente. En Guatemala se están haciendo exacciones por no incluir vivienda social
dentro de desarrollos residenciales y ese modelo se usa en Holanda, Francia, Canadá y España.
La movilización de plusvalías, aprovechando la acción urbana para financiar la construcción de
equipamiento de vivienda social y protección ambiental es algo positivo. Pero debe de
transparentarse con la ciudadanía el propósito de esas movilizaciones, para que entonces sí sea
mejora para la ciudad, como por ejemplo un programa inicial de mejoramiento de banquetas, que
tanta falta hace si deseamos impulsar la caminabilidad, en una ciudad compacta como la que se
pretende desarrollar o un programa para comenzar a poner cables subterráneos en una ciudad
con huracanes y no que este incremento sirva para el beneficio de unos cuantos bolsillos.
El poder de las ciudades sobre sus usos, sus densidades y sus obras públicas está en el poder que
tienen de generar riqueza al suelo y el derecho que tiene en movilizar plusvalías en beneficio de
sus habitantes.
Construyamos juntos la ciudad, la ciudadanía no es enemiga de la autoridad, pero ésta debe de
aprender a trabajar con ella en conjunto.
*Profesora-Investigadora, Depto. Economía y Negocios, Universidad del Caribe.
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