El desafío del cambio climático apremia a tomar medidas urgentes. De acuerdo con los últimos informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) el tiempo es escaso. El turismo, que aporta el 8% de las emisiones globales de Gases de Efecto Invernadero (GEI), tiene su área de oportunidad en los transportes que son responsables de ¾ partes de esas emisiones. De los medios de transporte, la aviación es el menos eficiente medioambientalmente, pero es insustituible en los viajes de largo recorrido e internacionales; situación que sólo cambiará cuando haya desarrollos tecnológicos notables en el uso de eco combustibles o de otro tipo de aviones, estándar industrial que se ve lejano. Así, la alternativa más asequible está en bajar huella de carbono en los viajes nacionales.
Diversos estudios han comprobado que, en viajes de menos de dos horas y media, el tren es más eficiente medioambientalmente que el avión, de hecho, es el transporte más eficiente.
Calculando, en base a los datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, la persona que viaja en tren genera 20 veces menos emisiones de CO2 que quien viaja en avión, 7 veces menos que quien viaja en automóvil y casi 5 menos que quien viaja en autobús.
En Francia, durante la pandemia, las ayudas a la aviación se condicionaron a que se promoviera el hacer los vuelos nacionales en tren. Y esta política se consolidó con el decreto que entró en vigor el 23 de mayo de 2023, que prohíbe todos los vuelos de menos de dos horas y media, cuando haya disponible la alternativa de viajar en tren. Por lo que el avión se li
mita a viajes de largo recorrido e internacionales. Una iniciativa similar se está impulsando en España. Además, en países con redes de trenes bien desarrolladas, el tren es preferido al avión en viajes nacionales; es decir, es competitivo en distancia económica (precio y tiempo). Europa, Corea, Japón y China ya tienen en operación sistemas de trenes muy eficientes, que movilizan grandes flujos de personas en sus territorios. En USA están por enlazarse Miami y Orlando, en lo que parece ser el resurgimiento de los trenes de pasajeros.
Con la inminente entrada en operación del Tren Maya y la recuperación de esa opción de transporte en el sureste, es impostergable la actualización y modernización, en el resto del país, de una red ferroviaria que hace tiempo dejó de lado la movilización de personas. Así, ante el previsible aumento del turismo interno, se tendrá un transporte adecuado a los tiempos venideros. Además, es el único que compensa el impacto de su construcción y presta servicios ambientales al sustituir viajes, actuales y futuros, de medios más contaminantes como el avión, el autobús o el automóvil, por viajes con menos emisiones. Otra bondad es su servicio dual, al también usar las vías para mover mercancías, principalmente durante la noche.
Este cambio en el paradigma del transporte debe de aplicarse, como una estrategia urgente de adaptación y mitigación, para afrontar el calentamiento global y ayudará a hacer en México un turismo con baja huella de carbono.
Recuerda visitar el blog disponible en la página web de la Universidad del Caribe (www.unicaribe.mx) donde podrás leer esta y anteriores colaboraciones.
*Profesor-investigador de Turismo Sustentable, Gastronomía y Hotelería. Unicaribe.
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