Voces Universitarias | Mtra. Aída M. Novelo Fernández*
El acompañamiento brindado por docentes a estudiantes en su tránsito por las instituciones educativas siempre ha existido, en algunas ocasiones esa compañía puede surgir de manera informal o formal, ya sea por afinidad de caracteres, por la relación que se genera con la impartición de un curso o por diversas situaciones que se viven en el ambiente escolar.
Sin embargo, actualmente, en las instituciones de educación superior, el acompañamiento del que hablamos se ha convertido en una de las responsabilidades que la escuela adquiere con el estudiantado y que se cumple a través de sus docentes en la mayoría de los casos.
Para la o el estudiante la tutoría significa un derecho desde el momento en que inicia su formación profesional. Este acompañamiento por parte de alguno de sus profesores o profesoras tiene como finalidad que la vida académica del estudiantado transcurra con la menor cantidad de dudas y tropiezos para el avance y aprobación de cada una de sus asignaturas por cursar.
El acompañamiento académico o tutoría como se le conoce en el ambiente escolar y específicamente en las Instituciones de Educación Superior, se puede ofrecer en diversas formas o modalidades dependiendo de las posibilidades, capacidades y presupuestos de las instituciones. En algunas existen áreas o departamentos específicos dedicados a la tutoría, en otras, su impartición es a través del mismo personal docente que recibe capacitación para realizar la función, también suele impartirse siguiendo manuales diseñados específicamente con ese fin; y, en otras más, se realiza de manera asíncrona, haciendo uso de la tecnología.
Todos los recursos que las instituciones de educación superior emplean para ofrecer tutorías a las y los estudiantes tienen por fin último evitar, en la medida de lo posible, el rezago, o el truncamiento de la carrera profesional, como sucede en muchos casos. Para ello se ofrecen, como parte de la tutoría, diversas alternativas; entre otras: ayuda académica, becas de diferentes tipos y/o apoyo psicológico. Con estas estrategias se intenta que el estudiante no abandone sus estudios y logre su egreso como profesionista; pero, también, y de manera importante, que se realice en cada uno de ellos y de ellas un proceso de consciencia y madurez personal y profesional.
En México, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) ha sido un referente indispensable en este tema y ha socializado los resultados de múltiples estudios, así como diversas orientaciones para sus agremiados. Una de sus expertas, la reconocida Dra. Alejandra Romo López, señala: “…cuando se habla de tutoría, no se hace referencia –en realidad- a una práctica nueva, pero lo que sí importa considerar es que su operación e impacto desde una perspectiva innovadora, depende de las formas en que se implante y organice en las instituciones.”
Por todo lo anterior, resulta importante procurar que la o el joven que inicia una carrera profesional, siempre tenga acceso a un tutor o tutora en su institución, para resolver dudas o pedir consejo; y que, en caso de que no cuente con esta prestación de manera oficial, pueda solicitar de alguna forma este tipo de servicio. En el cambio a los hábitos de la educación superior, los estudiantes adquieren responsabilidades que no siempre han comprendido o asimilado suficientemente. En tales circunstancias puede serles de gran beneficio tener oportunidad de contrastar sus perspectivas con las de alguien que ha transitado el camino y orientado a otros en su periplo.
* Jefa del Departamento de Desarrollo Académico y Responsable del Proceso de Acompañamiento Estudiantil en la Universidad del Caribe
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