Movilidad humana e inteligencia artificial


Voces Universitarias | Dra. Carmen Lilia Cervantes Bello*

El uso de la Inteligencia Artificial (IA) para gestionar la movilidad de personas no es algo nuevo, desde la década de 1950, países como Estados Unidos, Japón y los pertenecientes a la Unión Europea han incorporado los sistemas de IA para la gestión administrativa y la toma de decisiones. Sin embargo, las innovaciones científico-tecnológicas, la profundización de la digitalización y la Crisis COVID-19 han servido como catalizadores para incrementar el uso de algoritmos, macrodatos, aprendizajes profundos y automáticos, sistemas de identidad digital y chatbots, entre otros, a lo largo del ciclo migratorio.

Por ejemplo, un estudiante que realiza un intercambio por un semestre en España, previo a su partida, tendrá que hacer uso de plataformas electrónicas de solicitud de visados que están diseñadas con filtros de seguridad y controles automatizados para que las autoridades migratorias de ese país tomen una decisión sobre su solicitud. Si ésta es aprobada, realizará el viaje hasta el continente europeo y en el momento de su llegada tendrá que pasar por los controles de seguridad que emplean datos biométricos y biográficos para la verificación de su identidad. No obstante, países que cuenten con sistemas más sofisticados, podrían utilizar el análisis de comportamientos para detectar intenciones hostiles y así elaborar perfiles de riesgo.

Una vez que el estudiante ha ingresado, durante su estancia puede hacer uso de servicios de información y asesoramiento como Chatbots que le permitirán seguir interactuando con las autoridades migratorias, ya sea para renovar su visado, solicitar otro tipo de visado o demostrar el cumplimiento de las condiciones de admisión. Finalizado el intercambio, llega el momento de volver a casa. En esta fase hay menos uso de IA, sin embargo, siguen corriendo los procesos de recopilación de datos que sirven para establecer tendencias a mediano y largo plazo y como soporte en la elaboración de políticas y programas para gestionar el desplazamiento de personas.

Lo anterior, nos lleva a pensar en los retos y oportunidades de la IA. Sin bien, la incorporación de ésta permite agilizar los trámites y detectar amenazas para la seguridad de un territorio, también plantea cuestiones éticas. De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, si el uso de estas tecnologías se da en un contexto de falta de regulación, transparencia y con fuertes sesgos podría derivar en la discriminación y exclusión de personas; en la vulneración del derecho a la privacidad y protección de datos personales; así como en una creciente “tecnologización” de las fronteras que terminaría por implantar un régimen de hipervigilancia y control digital.

*Profesora Investigadora, Depto. Economía y Negocios, Universidad del Caribe.

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