Voces Universitarias | Dr. Ricardo Sonda de la Rosa*
La inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta universal en diversos ámbitos, incluyendo la educación. Su capacidad para procesar información, automatizar tareas y personalizar el aprendizaje esta generado un impacto significativo en la forma en que se imparten y se adquieren conocimientos. Sin embargo, es crucial comprender que, si bien la IA ofrece un potencial innegable para optimizar la formación, especialmente en el contexto empresarial y en sectores de alta exigencia, no puede, ni debe, reemplazar la formación tradicional centrada en el desarrollo de habilidades esenciales.
El mercado laboral exige profesionales con habilidades técnicas y soft skills para desenvolverse en entornos dinámicos. Se buscan personas disciplinadas, con criterio propio, pensamiento estratégico y capacidad de interacción efectiva. Estas competencias clave para el éxito corporativo no se adquieren solo con IA, sino mediante experiencias reales, toma de decisiones bajo presión y comprensión de la dinámica empresarial. La formación tradicional, con su enfoque en la interacción humana y el aprendizaje experiencial, es crucial para desarrollar estas habilidades.
La formación de talento de alto nivel exige un enfoque holístico que combine las ventajas de la tecnología con el desarrollo de habilidades humanas. Las universidades y las instituciones educativas deben encontrar el equilibrio entre el uso de la IA como herramienta de apoyo y la implementación de metodologías que fomenten el pensamiento crítico, la creatividad, la inteligencia emocional y la capacidad de liderazgo. Es esencial que los futuros profesionales no solo sean eficientes en la ejecución de tareas técnicas, sino que también sean capaces de gestionar la incertidumbre, adaptarse a escenarios cambiantes, innovar y liderar equipos de trabajo.
La IA personaliza el aprendizaje, adaptando contenido y ritmo a cada estudiante, y automatiza tareas, liberando a los docentes para la interacción y desarrollo de habilidades interpersonales. Sin embargo, la formación en valores, ética y discernimiento, cruciales en la era de la información, requiere la guía de profesionales experimentados.
En definitiva, la IA debe ser vista como un aliado, un complemento valioso en la formación profesional, pero no como un sustituto de la formación estructurada y rigurosa que construye las bases del pensamiento crítico, la inteligencia emocional y la capacidad de liderazgo. El futuro del trabajo exige profesionales integrales, capaces de combinar la eficiencia tecnológica con la perspicacia humana, y es responsabilidad de las instituciones educativas asegurar que la formación que imparten esté a la altura de este desafío.
Artículo con la colaboración de la Mtra. Gelani Julisa Jiménez Montejo, Maestrante en Alta Dirección, Escuela Bancaria y Comercial.
*Profesor-Investigador, Depto. Turismo Sustentable, Gastronomía y Hotelería, Universidad del Caribe.
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