Voces Universitarias | Angelica Sterling*
Una de las herramientas más potentes para posicionar una marca, lograr la fidelización y repetición de compra en un negocio, es el servicio. A diferencia de los productos, el concepto e inclusive los precios, el servicio, al ser brindado por personas es más difícil de igualar, por lo que se puede convertir en el elemento diferenciador de la marca y representar la ventaja competitiva que le ayude a estar por encima de sus competidores.
Para brindar un servicio de calidad, es necesario que las personas tengan la actitud, disposición y capacidad para hacerlo y, aunque en algunas ocasiones esto surge de manera natural, en la gran mayoría es algo que se debe aprender, practicar y entrenar todos los días. Para ello, el trabajo de la organización en la disposición de los espacios, tiempo, capacitaciones y recursos para que las personas adquieran estos conocimientos, habilidades y capacidades es primordial, sin embargo, cada vez son más las empresas que descuidan este aspecto, enfocándose más en la reducción de costos que en conseguir la satisfacción de sus clientes.
Actualmente la digitalización ha permitido que, en grupos, comunidades, espacios redes sociales y sitios de reseñas como Trip Advisor, las personas puedan describir libremente su experiencia y dar recomendaciones, o no, para otros usuarios. Ya las experiencias de servicio no se quedan en el interior de la empresa o en el momento, trascienden más allá inclusive de la localidad y pueden internacionalizarse de manera inmediata, creando una imagen positiva, o negativa, del negocio que influye directamente en la elección de compra.
¿Cuesta mucho brindar un servicio de calidad? Comparado con lo que cuesta atraer clientes para después perderlos, el costo es significativamente menor. Se trata de establecer dentro de los valores de la organización la pasión por el servicio y que ésta se refleje no solamente hacia los clientes, sino también entre los y las colaboradoras, en todos los puestos y funciones, en todos los procesos y todas las operaciones.
Es tan fácil como tener disposición para que los y las clientes tengan una experiencia agradable y placentera durante su consumo o estancia. Lograr que los y las colaboradoras tengan el compromiso interno, los conocimientos y capacidades para realizar acciones que logren la satisfacción de quienes consumen o se hospedan en el establecimiento. Capacitarles de tal forma que la pregunta en su mente no sea cómo decir que no, sino cómo hacer para satisfacer las necesidades, deseos y expectativas expresadas por consumidores y clientes antes, durante y después de su consumo o estancia sin que la operación y rentabilidad de la empresa se vean afectadas, logrando así su satisfacción.
Específicamente en la industria turística y gastronómica, donde abunda la competencia, enfocarse en ofrecer un servicio de calidad que cubra las expectativas de los consumidores, no es solamente un proceso más, es la acción que puede representar el éxito del negocio o la desaparición del mismo.
*Profesora-Investigadora, Programa Educativo de Gastronomía, Unicaribe.